
La musa de la escritura
Hay una musa, pero no va a bajar porque sí, revoloteando en medio de su sala de escritura creativa ni dispersará polvo de hadas por todas partes, ni sobre su máquina de escribir… Su trabajo es asegurarse de que la musa sabe dónde va a estar todos los días a partir de nueve hasta el mediodía o de siete a tres. Si ella lo sabe, le aseguro que tarde o temprano va a empezar a aparecer, mordiendo su cigarro y haciendo su magia.
Stephen King
Musa… ¿quién es su musa, exactamente? Es la fuente de toda la creatividad y a la que tendrá que recurrir para escribir su novela. La musa vive en el lado derecho de su cerebro, el lado en el que todo el trabajo creativo se lleva a cabo.
¿Quién vive entonces en el lógico lado izquierdo de su cerebro? Me gusta llamar a esta persona (o esta faceta o su propia personalidad, si prefiere) su crítico interno.
En caso de que usted se lo esté preguntando, no me he zampado un puñado de píldoras de la felicidad antes de escribir esto, todo está basado en estudios médicos.
Pero, ¿quiénes son la musa y el crítico? ¿Qué los caracteriza? ¿Qué fortalezas y debilidades poseen que pueden ayudar o dificultar la escritura de su novela?
Permítanme explicar…
La musa de la escritura es capaz de acceder a su mente inconsciente, el lugar donde usted sueña, imagina y almacena sus recuerdos ocultos. El crítico no tiene tiempo para esas tonterías.
La musa quiere usar la ropa que le venga en gana, o no ponerse ropa en absoluto, si siente que quiere pasar un día desnuda. El crítico no quiere sobresalir, es más conservador en sus gustos y con frecuencia gana cuando usted se viste por la mañana. El crítico elige ese sobrio traje gris, la musa tiene más que ver con las camisetas rojo chillón.
La musa es relajada por naturaleza y sólo quiere trabajar en la escritura de la novela, cuando el estado de ánimo se lo demanda (que no es muy a menudo). El crítico es el que hace que la musa deje de mirar por la ventana y le obliga a seguir adelante con la escritura.
La musa se enfurruña cuando no se sale con la suya y a veces tira las cosas por la habitación, de mal humor. Entre suspiros, el crítico niega con la cabeza, y trae la escoba y la palita.
La musa es la vida y el alma de todas las fiestas y bebe hasta la inconsciencia si le dan la oportunidad. El crítico le recuerda que tiene que levantarse temprano a la mañana siguiente.
La musa se deleita en tener pensamientos hermosos y plasmarlos en el papel en forma de una historia. El crítico controla que los trabajos no tengan una estructura pobre y una caracterización descuidada.
La musa de la escritura prefiere ir a la cama tarde y dormir hasta el mediodía. El crítico sabe que la novela nunca se va a terminar de escribir de esa manera.
A la musa no le gusta que le molesten cuando está escribiendo el primer borrador de la novela, durante el fragor de la creatividad. El crítico se mantiene fuera del camino y espera hasta el día siguiente para valorar las palabras de la musa con la mirada fría de un editor.
Podría seguir, pero eso debería ser suficiente para que usted pueda reconocer la influencia de estas dos facetas de su propia personalidad. Todos los tenemos adentro, en grados variables. Y, como digo, tenemos que recurrir a estas dos influencias si queremos aprender a escribir novelas lo mejor posible.
El truco está en no preferir uno sobre el otro, sino abrazar ambos en igual medida. Esto no sólo le ayudará a vivir una vida mejor: se hará responsable cuando tenga que actuar de manera responsable, pero estará dispuesto a buscar la diversión, la aventura y la espontaneidad cuando la responsabilidad no sea necesaria. Y también le ayudará a escribir mejores novelas.
Demasiado tiempo pasado en compañía de la musa dará lugar a una novela que muestra destellos de brillantez, pero en última instancia será tan cruda y sin estilo que los editores ni siquiera van a molestarse en terminarla de leer.
El exceso de influencia del crítico creará una novela técnicamente bien construida pero muy filtrada, sin vida ni originalidad.
La musa y el crítico, por tanto, deben aprender a trabajar juntos como socios, no estar siempre tratando de ser uno más listo que el otro. Y, su trabajo como el escritor en el que estos dos personajes viven, es asegurarse de que se forme una asociación perfecta.
¿Cómo? Sólo mediante la comprensión de lo que cada uno hace bien (y no tan bien) durante cada etapa del proceso de escritura de la novela, y luego asegurándose de que realiza cada etapa con el mejor hombre (o mujer) para el trabajo.
No hay que subestimar la importancia de esta división del tareas; cuando usted está tratando de escribir un primer borrador, por ejemplo, si tiene al mando el crítico puede ser fatal. Si usted no tiene cuidado, va a estar constantemente interrumpiendo el flujo creativo de la musa, cuestionando la ortografía o la gramática.
Del mismo modo, poner la musa siempre a cargo es una ruta segura al fracaso. Ella no es fan de la planificación, por ejemplo, y su novela carecerá de cualquier estructura, suponiendo que se termina algún día de escribir.
4 Comentarios
taty
leí este post y recordé un libro que leí, que hablaba sobre EROS y THANOS jejeje. Me tope por casualidad con tu blog y es excelente, soy una futura escritora y ya me he leído casi todo lo que has publicado. Gracias por el material
Rhadames Roman.
Acabo de escribir mi primera novela, se titula Pasantía de amor, y ahora después de leer este escrito acerca de la musa de la escritura me doy cuenta porqué muchas veces en la madrugada debía levantarme imperiosamente a escribir y hasta que no escribía por lo menos una idea no tenia tranquilidad. De todos modos es bonita la Musa y me gustó acostarme con ella.
Eukarys Colmenares
Bien interesante la dualidad en la cual, se encuentra quien pretende plasmar un sueño del intelecto (y una manifestacion del espiritu). Los simbolos en el intento, le conducen a consultar continuamente a su «musa» (la idea en la intension) y al ‘juez’ «critico» que, cual “capricorniano”, busca siempre la ‘perfeccion’, armonia y lógica en todo aquello hacia donde va dirigida su percepcion…GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS.
Victoria
Ame cada palabra aquí escrita. No era la información que buscaba, pero ha valido la pena detenerme a leerlo.