
Quiero ser escritor
Hay una cosa que tienen en común todos los escritores de éxito, desde Julio Verne y J.R.R. Tolkien hasta Dan Brown y J.K. Rowling, pasando por Isaac Asimov y Stephen King: Han escrito.
Ésta afirmación, que parece tonta a priori, no lo es tanto si la analizamos un poco. Si lo que quiere es saber cómo llegar a ser escritor profesional, un escritor de éxito que viva de su trabajo como tal, yo tengo la fórmula: escribir.
Yendo por pasos: primero hay que escribir una novela, luego vendérsela a un editor (o publicarla uno mismo), esperar que los lectores la compren masivamente y ya está. Hay gente que se pasa los años diciendo que quieren ser escritores y no se dedican a lograr ese sueño, no completan un trabajo con un nivel de calidad al menos aceptable. Para ser escritor hay que completar el ciclo, con el enorme esfuerzo que esto requiere, salvo que usted esté entre ese 1% que se sienta a escribir y le brota por las yemas de los dedos una obra maestra que ni siquiera precisa ser corregida y encima tenga a su mejor amigo en una de las editoriales más importantes suplicándole originales.
Bromas aparte, volvamos a lo nuestro: La gran mayoría de los escritores en ciernes se ven tentados a saltarse etapas importantes del proceso de escritura de una novela y dedicarse sin más a la redacción, con una idea del argumento en la cabeza y esperando que la inspiración los lleve por el camino correcto. Es una completa pérdida de tiempo, lo digo por experiencia.
Hay que dejar de lado la imagen romántica del escritor que decide comenzar una novela entonces se sienta ante una hoja en blanco, escribe, escribe (a mano, con máquina, con computadora, no importa) y al final termina una historia sólida y conmovedora poniendo la palabra FIN.
Escribir una novela no es una acción aislada, es un proceso particularmente largo y complicado. Para destacar como escritor o siquiera para no abandonar en medio de la carrera como lo hace más del 90% de las personas que sueñan en convertirse en escritores, hay que preparar el proyecto como un gran edificio a construir (no podía faltar la analogía a la arquitectura).
En principio todo se reduce a tres cosas básicas:
Motivación constante. Es lo que le llevará a sentarse frente al escritorio día tras día, incluso en las épocas en que todo tire para otro lado.
Actitud profesional. Escribir ya no será un hobbie. Es un negocio (no nos engañemos, porque eso es lo que es). Para afrontarlo como tal hay que ser responsable, decidido, ejecutivo. Es la diferencia entre un escritor y alguien que escribe por gusto.
Producción creativa. En el caso de que el anterior punto haya sonado muy mercantilista, éste otro es el que asegura que el lado artístico de su personalidad se desarrolle y dé frutos concretos.
Ampliamos un poco estos conceptos:
1. Convertirse en un escritor requiere motivación constante.
Hay un par de preguntas que deberemos contestarnos para explicar esto, la primera es:
¿Por qué quiero ser escritor?
Es evidente que escribir una novela con un nivel aceptable para su publicación requiere tiempo y esfuerzo. Aunque es un trabajo divertido, que libera nuestra creatividad y conocimiento y al final resulta gratificante, hay que estar seguros de que tendrá sus momentos difíciles.
Entonces, ¿por qué molestarse en convertirse en escritor? ¿Qué quiere lograr con ello?
Si la respuesta es “dinero”, piense de nuevo. Es perfectamente posible hacer dinero con las novelas, muchos lo han hecho. Pero probablemente no sea la mejor motivación para escribir. Los resultados no se verán inmediatamente y el entusiasmo irá decayendo al ver que no sólo no entra efectivo sino que debes invertir en este proyecto gran parte de lo que tienes en forma de tiempo y recursos.
Conseguir éxito por tus propios medios. Triunfar con el producto de tu creatividad. Esto ya es otra cosa: La emoción es una gran motivadora y es fácil entusiasmarse con un proyecto que te mantiene fiel a ti mismo, a tu manera de hacer las cosas y a tu deseo de expresarte.
Difícil es mantener la motivación si no sigues a tu corazón y a tu intuición, por eso hay que escribir con absoluta honestidad. Todo se reduce a escribir la novela que queremos en lugar de escribir la novela que creemos que tenemos que escribir. Cuando escribamos con genuina honestidad, para mostrarle a quien nos lea cómo se ve el mundo con nuestros ojos, convertirnos en escritores será el paso natural, necesario.
Hay que ser el mejor escritor que nuestra novela pueda tener. Este es un consejo simple, pero por eso es fácil pasarlo por alto en la prisa por zambullirse a escribir.
La segunda pregunta, que supongo se hacen todos los que alguna vez piensan en entrar en este mundo es:
¿Tengo lo que se necesita para tener éxito como escritor?
Todo aspirante a novelista necesita esta respuesta. Después de todo, si uno duda sobre su propio talento para escribir ¿cómo va a hacer frente a un capítulo difícil, después de que el entusiasmo inicial se haya desgastado?
Este es el punto en el que muchos novelistas abandonan sus sueños.
Pero si creemos en nuestro talento tenemos la confianza necesaria para seguir tirando cuando las musas no nos auxilian y pasamos por un bache (y absolutamente todos los escritores pasan por eso, hasta los más experimentados).
Antes de responderse esta pregunta quizás quiera dar un rápido vistazo a este artículo: Verdadero y falso sobre escribir novelas.
2. Convertirse en un escritor requiere profesionalismo.
Hay mucha gente que decide convertirse en escritor con la visión del artista que vuelca su alma en el papel y no presta atención a los aspectos comerciales de la escritura. Hay algo de cierto en esto, al fin y al cabo la escritura de una novela es un acto creativo y esa capacidad de dejar nuestra esencia en las páginas es lo que la hará honesta y elevará su calidad literaria.
Pero escribir ficción es un negocio, los escritores crean historias para que las lean y entre escritor y lector hay todo tipo de intermediarios que forman la industria editorial: Agentes, editores, publicistas, distribuidores, librerías, etc.
Para tener éxito en el mercado de la ficción literaria hay que ser parte de esta industria y, si bien el crear un producto que los lectores quieran leer depende de su faceta artística, el hacerlo conocido dentro del ámbito editorial remite directamente a su actuación profesional.
Esto significa ser organizado y eficiente en sus rutinas de escritura (hay que garantizar la entrega del producto). También deberá ser responsable y despierto en sus reuniones con agentes y editores, dejando de lado su ser creativo para hacerle lugar al negociante.
Esto no significa “venderse al vil mercantilismo”, sino establecer una base de responsabilidad como profesional que anime a invertir en su proyecto y mantenga girando la rueda de su carrera como escritor, la que se alimenta de dinero y respeto. Es el trabajo que hemos elegido.
El entorno también ayuda, por eso debemos procurar tener las herramientas para ser escritor profesional a mano. Es impensable un carpintero sin martillo, eso hablaría a las claras sobre qué tipo de profesional es.
La gestión de nuestro tiempo también nos lleva a ser profesionales.
Tiempo al tiempo
Como sabemos, convertirse en un escritor lleva tiempo. No se puede llegar a la meta en menos tiempo del que lleva el trayecto, no hay atajos. Por eso es bueno concentrarse como los artesanos experimentados en tareas pequeñas, de a una por vez haciéndolo lo mejor posible y sin preocuparse sobre cuánto tiempo tomará. Esta es la forma de acelerar más el proceso.
Tiempo de calidad
Se trata de sacar el máximo partido a sus sesiones de escritura. Aplicar técnicas de escritura, superar bloqueos, aplicarse en la resolución de los detalles hará que sin querer se acerque a la meta en menos tiempo y disfrutando el trayecto. Hay que escribir de forma inteligente.
3. Convertirse en un escritor requiere creatividad.
Es el momento de hablar de la tercera pata (y quizás la más importante) que nos ayudará a sostenernos como escritores: la creatividad.
La buena noticia es que todos tenemos algo de creatividad y, tomando esto como base, esa creatividad se puede desarrollar, ampliar, fortalecer con distintos ejercicios generando un flujo constante de ideas a las que el profesionalismo deberá dar forma sin que decaiga la motivación durante todo el proceso.
La creatividad que tenemos todos de niños, esa que nos permite pasar horas junto a un grupo de árboles convertidos en un bosque encantado, o sobre unas cajas de cartón que son nuestra nave espacial, se va endureciendo y tendemos a perderla mientras crecemos por un falso concepto de que se opone a la seriedad y la responsabilidad. Falso. Se puede ser a la vez serio, responsable y creativo!
Aprender a hacer pleno uso de su creatividad es vital si se quiere llegar a ser un escritor de novelas de éxito. Su creatividad no sólo le permitirá escribir mucho mejor, sino que le ayudará a disfrutar del proceso de escritura
La inspiración, nuestra musa de la escritura, nace de la creatividad, de ese hemisferio derecho de nuestro cerebro donde residen la imaginación y las emociones. Pero no es posible esperar sentado a que llegue nuestra musa, ha que despertarla, hay que llamarla.
Dijo Picasso “Yo no creo en las musas, pero por si acaso bajan, prefiero que me encuentren trabajando”, por eso hay cantidad de ejercicios de creatividad que pueden ser útiles en distintos momentos.
Una gran nube negra en nuestro cielo creativo es el temido “bloqueo del escritor”. A no asustarse, hay muchas maneras de superarlo y seguir con nuestra tarea hasta terminar nuestra novela.
Ahora deténgase un momento y tómese el tiempo necesario para absorber todos los consejos de éste artículo. Sé que está ansioso por ponerse en marcha en esta nueva aventura de convertirse en un escritor, pero lo que hay que entender es que escribir una novela es una carrera de fondo, no un sprint.
Tomarse el tiempo para prepararse antes de salir al campo de juego le puede ahorrar un montón de tiempo después.