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Actitud escritora: 15 cosas que hay que dejar de lado para escribir mejor

Hace un tiempo me llegó el vínculo (no recuerdo cómo) y leí un artículo sobre crecimiento personal que luego se convirtió en el texto de su tipo más viral, con millones de lecturas, “me gusta” y “compartir” de Facebook, Tweets etc. Se trata de “15 things you should give up in order to be happy”. Reconozco que no soy un lector usual de este tipo de artículos, pero vale la pena leerlo, porque lo que contiene es más una cuestión de sentido común que fórmulas mágicas para la felicidad. Si quiere leer el original en inglés aquí puede hacerlo:

15 things you should give up in order to be happy

Con aquel texto general de base y aplicándolo a la escritura surgió lo siguiente:

15 cosas que debe dejar de lado para escribir mejor
(y de paso ser feliz escribiendo)

1. Renuncie a su necesidad de ser el mejor del grupo Escribir es una cuestión de creatividad y la creatividad se alimenta (en parte) del ego. Los escritores aman sus textos, su estilo, su género, y tienden a menospreciar al resto poniéndose en un plano superior. En todo conjunto o reunión, en toda lista, es irrefrenable es deseo de estar arriba, de ser el referente. Aunque no lo sea en ese momento, el escritor secretamente piensa que es injusto su lugar y debería estar primero, a costa de soslayar virtudes de los otros. Esto no tiene nada que ver con querer mejorar nuestra escritura, es simplemente una cuestión de puestos. ¿Qué diferencia habrá? ¿Es su ego realmente tan grande?

2. Renuncie a su necesidad de controlarlo todo A esa necesidad de controlar todo lo que pone sobre un papel (estructura, eventos, lenguaje, sintaxis). Deje que la escritura fluya sin críticas, sin control, sin censura previa. Habrá luego tiempo para las revisiones y correcciones necesarias, pero en el momento de la creación hay que dejarse llevar.

Dejando ir las cosas permites que todo se haga. Al mundo lo ganan aquellos que se relajan. Pero tienes que intentarlo una y otra vez”.

Lao Tse

3. Deje de culpar Renuncie a su necesidad de culpar a los demás por lo que escribe o no escribe, por lo que produce, por lo que abandona. Deje de darles poder sobre usted y su obra a los demás y empiece a aceptar la responsabilidad sobre sus horas de escritura, su implicación, su dedicación y finalmente sobre sus textos.

4. Deje de autodestruirse y hablar mal de su prosa ¿Cuántas personas se menosprecian a sí mismas a causa de su mentalidad negativa, contaminada y autodestructiva? No crea todo lo que su mente está diciendo (en especial si es negativo y contraproducente). Eres mucho mejor que eso y el hecho de sentarse regularmente a escribir lo demuestra.

La mente, si se usa correctamente, es un instrumento soberbio. Sin embargo con un uso inapropiado se vuelve muy destructiva“.

Eckhart Tolle

5. Renuncie a sus límites creativos La creencia de que hay cosas que puede o no puede escribir condiciona sus textos. A partir de ahora no permita que sus creencias le mantengan atrapado en el lugar equivocado. Todo se puede lograr con la suficiente dedicación, lo difícil se hace, lo que parece imposible lleva más tiempo, pero con voluntad se logra.

6. Deje de quejarse Renuncie a su constante necesidad de quejarse de las muchas, muchas cosas, personas, situaciones o acontecimientos que le alejan de disfrutar su pasión por escribir. Nadie puede hacerle infeliz, ninguna situación puede hacerle alejar de hacer lo que quiere y disfruta, a menos que se lo permita. No es la situación la que provoca esos sentimientos en usted, sino la forma en que usted elige sentirlo. Las quejas incrementan la negatividad. Nunca subestime el poder del pensamiento positivo.

7. Olvídese de la crítica malintencionada Renuncie a su necesidad de criticar agresivamente los libros, géneros, historias o escritores que son diferentes a usted y lo que usted le gusta. Todos somos diferentes, pero al final todos somos lo mismo. Todos queremos ser felices escribiendo, que al final de eso se trata. Todos queremos ser comprendidos, comunicar, transmitir. Y todos queremos hacerlo a nuestro modo.

8. Renuncie a su necesidad de impresionar Deje de intentar tan intensamente escribir algo que simplemente no siente, con tal de parecer otro tipo de escritor. No funciona. En el momento en que deja de intentarlo, que deja caer sus máscaras, que acepta y abraza a su verdadero yo, encontrará su voz y con ella a sus lectores, y además, sin esfuerzo.

9. Renuncie a la inercia y a su resistencia al cambio Nadie es el mismo que era ayer, y con su escritura pasa lo mismo. El cambio es bueno, nos hace incorporar nuevas ideas y puntos de vista, nos hace evolucionar. El cambio le ayudará a realizar mejoras en su escritura tomando en cuenta aspectos que antes pasaba por alto. Si realmente prestamos atención y vamos asimilando los conocimientos el cambio es evolución.

Sigue tu dicha y el universo abrirá puertas donde sólo había muros”.

Joseph Campbell

10. Abandone las etiquetas Deje de etiquetar todas las cosas que escribe, las historias que lee, los escritores nuevos o aquello que en un principio no comprende, como algo extraño, loco o simplemente errado. Trate de abrir su mente poco a poco a distintas formas de expresarse, distintas formas de comunicar ideas y sentimientos. Su mente sólo funcionará al 100% cuando esté abierta.

La forma más elevada de la ignorancia es cuando rechazas algo de lo que no sabes nada”.

Wayne Dyer

11. Renuncie al miedo a exponerse El miedo es sólo una ilusión, no existe, usted lo crea. Todo está en su mente, creando límites y autocensurando. Si pone su mejor y más sincero esfuerzo en su escritura el resultado siempre es satisfacción y orgullo.

Lo único a lo que debemos temer es al mismo miedo”.

Franklin D. Roosevelt

12. Olvídese de inventarse excusas Identifíquelas y elimínelas de su rutina. Ya no las necesita. Muchas veces nos limitamos, nos damos poco tiempo para escribir o evitamos la historia que realmente queremos contar a causa de las muchas excusas que tenemos a la mano. En lugar de crecer y trabajar en la mejora de nuestra escritura, nuestra historia, nuestros personajes, nos quedamos atascados y nos mentimos a nosotros mismos utilizando todo tipo de excusas… que el 99,9% de las veces ni siquiera son reales.

13. Abandone el pasado Lo sé, lo sé. Es difícil. Sobre todo cuando parecía que en el pasado escribíamos más fluido, con más ímpetu y millones de ideas en la cabeza y el futuro parece ir directo al bloqueo. Pero hay que tener en cuenta el hecho de que el momento presente es todo lo que tiene y todo lo que siempre tendrá. Deje de engañarse a sí mismo: El mejor momento para escribir es ahora. Debe tener una visión clara para el futuro, prepárese, pero siempre empiece a escribir ahora.

14. Abandone el apego a su antigua forma de escribir En el momento que se desprenda de todas las cosas escritas hace años, a sus condicionantes, sus mañas y vicios, su escritura llegará a ser tan fluida, constante, y creativa que se sorprenderá. Se llega a un lugar donde será capaz de entender todas las cosas que hacía mal, corregir, cambiar, mejorar sin estrés ni malestar. Su mejor y más implacable crítico constructivo debe ser usted mismo y en cuanto logre identificar los defectos en su escritura sabrá cómo superarlos.

15. Renuncie a escribir historias según las expectativas de los demás Demasiados escritores intentan crear una obra que no es suya. Tratan de escribir de acuerdo a la forma que otros piensan que deberían hacerlo; a lo que sus parientes piensan que es el mejor género para ellos, a lo que sus amigos, sus enemigos y sus profesores, su gobierno y los medios de comunicación definen que es lo mejor. Ignoran su voz interior. Están tan ocupados escribiendo sin alma para agradar a todo el mundo, intentando estar a la altura de las expectativas de otras personas, que pierden el control sobre sus historias. Se olvidan de disfrutar escribiendo lo que quieren, lo que necesitan… Y, finalmente, se olvidan de sí mismos. Usted quiere comunicarse, escribir esa fantástica historia que tiene en la cabeza, a su modo. No deje que las opiniones de los demás le distraigan de su camino.

En nuestra escritura, como en la vida, nos vamos cargando de cosas, unas útiles y otras pesadas e innecesarias. Saber distinguirlas e ir soltando el lastre es lo que nos hace más sabios.

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